miércoles, 25 de agosto de 2010


Era su último aliento… el lobo alzó la vista.
La luna se reflejaba en sus ojos, sentía un dolor insoportable… sin embargo estaba feliz.
Tomó el último respiro, una suave brisa le traía un aroma que le hacía recordar cosas que nunca ha vivido ya que él vivía en sueños… sólo en sus sueños podía estar con ella, sin embargo el viento le traía su aroma, lo reconoció de inmediato.
Ahora podrá dormir para siempre y estar en todo momento con ella. Su caída desde el precipicio fue muy larga… pero no tuvo miedo, sabía que así podría estar con ella siempre, adonde iba el tiempo no existía.
Lágrimas de felicidad caían por sus mejillas al sentir que su vista se nublaba, los lobos también lloran… y aman, por esto era que él lloraba.
Ya casi no podía tener los ojos abiertos, supo que su momento había llegado…
Apeló a toda a su fuerza para ponerse de pie una última vez, sentía un fuego en las entrañas que lo quemaba y le daba fuerzas… obligó a sus ojos a despertar una vez más, ahí estaba ella… mirándolo como siempre lo hacía en sus sueños, el lobo apuntó su hocico hacía ella y dejó que el fuego saliera, un largo y melancólico aullido se escuchó en todo el bosque…
Un ciervo que pasaba cerca se detuvo sobresaltado, se quedó quieto unos minutos, como al ver que no había peligro siguió su camino y se perdió en la oscuridad de la noche.

2 comentarios:

  1. Perfecto.
    Sentir que una persona especial siempre está ahí siempre nos ayuda a más.
    Cariños.

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  2. Me encanta como escribiste esto.
    Sentir que esa persona importante está presente... es como un empujón a sentirse mucho mejor

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